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  • Foto del escritorHelena S. B

Explicación de la terapia alternativa

Para entender realmente la TERAPIA ALTERNATIVA, hay que verla, hay que sentirla, hay que vivirla. Cuando logramos ponernos aunque sea por unos momentos en el lugar de otra persona, y sentir sus emociones, sus impulsos de movimiento dentro del sistema, o incluso sus síntomas físicos, o se pueden comprobar en la propia vida los efectos de la terapia, entonces es más fácil poder opinar sobre su efectividad o entender que hay terapias que funcionan, así las ciencias exactas no puedan todavía explicar cómo lo hacen.


Una de las creencias que se relacionan más con las Terapias Alternativas, es aquella que las ve como terapias “mágicas”; tanto opositores como seguidores, muchas personas piensan que hablar de lo Alternativo es hablar de magia, fenómenos instantáneos, curaciones milagrosas o elixires que con una gota te pueden curar una enfermedad que lleva años gestándose. Y no digo que no pueda suceder, porque a veces pasa, hay curaciones que son milagrosas, pero desafortunadamente, eso no pasa siempre, y las Terapias Alternativas, como muchas otras terapias, hacen parte de un proceso personal en el que se necesita paciencia, persistencia y muchas veces, un cambio de hábitos, para generar cambios significativos a nivel físico, emocional o mental.


Como persona y como terapeuta respeto profundamente las creencias acerca de Dios y la religión que tenga cada uno y nunca he tenido un solo maestro o profesor que me hable en contra de ello. Por eso, jamás he encontrado que mi práctica terapéutica vaya en contra de los preceptos o creencias de Dios de las principales religiones, más bien al contrario, pues en los procesos terapéuticos hay personas que recuperan su relación con Dios si es importante para ellos.


Parte de mi labor como Terapeuta Alternativa es ver lo que el paciente no puede ver desde su punto de vista, enseñarle estrategias para descubrir el origen de sus síntomas o sus conflictos y acompañarlo en los procesos que tenga que llevar a cabo para mejorar su condición.


Yo no hago milagros. Los milagros los hacen las personas que con honestidad y valentía aceptan mi invitación para aprender a conocerse interiormente, a enfrentarse a sus miedos, sus culpas, sus limitaciones o sus traumas, para buscar una vida mejor y más feliz.


Y es entonces cuando el tiempo y dinero invertido en aumentar los colores de mi paleta, se ve maravillosamente recompensado al ver iluminarse repentinamente un rostro de un paciente (incluso después de las lágrimas) o al comprobar que después de una sesión de tarot angelical, una frase, un gesto, las personas dan un nuevo sentido a su vida.


Ahí verdaderamente, es donde está la magia….

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